El parlamento indonesio ha aprobado un proyecto de ley para trasladar la capital de la ciudad de Yakarta a una ciudad completamente nueva que se construirá en la isla de Borneo, a 1,300 kilómetros de la capital actual. La decisión, anunciada por primera vez en 2019, surge como reacción a la multitud de desafíos que enfrenta Yakarta, incluyendo la contaminación, la congestión del tráfico y, quizás lo más amenazante, el aumento de las aguas del mar. Como consecuencia de la extracción excesiva de agua subterránea, la rápida urbanización y el aumento del nivel del mar, el 40% de la ciudad se encuentra actualmente por debajo del nivel del mar, lo que dificulta cada vez más la protección de la infraestructura y los residentes. El presidente Joko Widodo propone una alternativa: trasladar el centro administrativo del país a una nueva metrópolis verde, que se llamará Nunsantara, que significa 'archipiélago' en javanés antiguo.
El hombre detrás de esta decisión, el presidente Joko Widodo, anteriormente se desempeñó como gobernador de la ciudad capital. Durante su mandato, se esforzó por satisfacer las necesidades de los indonesios comunes. Debido a las preocupaciones sobre la calidad del agua y el aire, el tráfico y los riesgos de inundación, el Sr. Joko se propuso mejorar la red de transporte público y construir y elevar los muros marinos. También propuso la construcción de islas artificiales para proteger las costas de Yakarta. Todas estas soluciones resultaron ser temporales, ya que las aguas continúan subiendo.
Ahora el enfoque de Joko ha cambiado, centrándose en crear un nuevo comienzo para Indonesia, una nueva ciudad planificada adaptada al cambio climático. En el argot ambiental, esta estrategia se conoce como "retirada controlada". Representa la retirada intencional y controlada de comunidades de tierras en riesgo. La decisión de Indonesia representa quizá una de las más amplias representaciones de esta estrategia. Si bien tiene muchos críticos y enfrenta oposición política, esta nueva ciudad presenta desafíos y oportunidades, ya que muchos indonesios la ven como una señal de esperanza para una ciudad nueva y más equitativa para la población étnicamente diversa del país.
La nueva ciudad de Nunsantara estará ubicada en la isla de Borneo, la tercera isla más grande del mundo, compartida con los países de Malasia y Brunéi. Según el presidente Joko Widodo, la ciudad funcionará con energía renovable y estará optimizada para el tráfico peatonal y el transporte público eficiente. En 2019, cerca de 300 empresas compitieron por la oportunidad de desarrollar el plan maestro para la próxima capital. Se seleccionó al urbanista indonesio Sibarani Sofian. Su propuesta toma en cuenta el clima local y las condiciones del terreno, proponiendo edificios sobre pilotes y pasarelas elevadas para sortear el terreno montañoso de Borneo y permitir la circulación de brisas refrescantes y la dispersión de agua de lluvia. Sin embargo, la influencia política es prevalente durante el proceso de diseño.
Aunque hasta ahora no se ha completado ninguna estructura, según el New York Times, existe presión para completar la primera fase de construcción para fines de 2024, cuando finaliza el mandato del Sr. Joko. Este cronograma acelerado plantea preocupaciones relacionadas con la dificultad de construir en el suelo arcilloso delgado, que no puede soportar fácilmente los edificios a gran escala necesarios para acomodar a la población esperada de 60,000 personas que se mudarán el próximo año. Otras preocupaciones se relacionan con el proceso de deforestación. Si bien las autoridades garantizan que la mayoría de las tierras planificadas para la urbanización consisten en plantaciones de eucaliptos cultivados, no bosques vírgenes, algunos grupos ambientalistas han planteado preocupaciones, ya que no se ha publicado ninguna evaluación del impacto ambiental.
El proyecto, que está en curso, será uno de los proyectos de infraestructura más grandes emprendidos por el gobierno indonesio. Si bien es inusual, las decisiones de trasladar la ciudad capital no son desconocidas. En todo el mundo, se han construido nuevas capitales por diversas razones: desde esfuerzos destinados a cambiar el centro de influencia de un país, como en el caso de Islamabad en Pakistán o Dodoma en Tanzania, hasta intentos de frenar el crecimiento demográfico acelerado, como Putrajaya en Malasia o el contendiente aún sin nombre de Egipto para El Cairo.
Noticia vía New York Times.
